La tecnología nos maravilla a cada instante con nuevos productos, lo cuales son promocionados como indispensables a fin de mejorar la calidad de vida para estar cada vez mejor.

A fin de estar más felices, sin molestias ni dolor, intentando lograr dicho objetivo damos por cierto que debemos:

  • Seguir una dieta determinada.
  • Hacer tal o cual ejercicio.
  • Regalarnos determinados objetos.

Generalmente la mayoría de los individuos ponemos la mirada en lo externo, la imágen.

Desde chicos no nos hacemos cargo de nuestras acciones, ante una situación dada la primera respuesta en automático es: "yo no fui", "no hice nada". Escuchamos frases como "me pesque una gripe" "me sentó mal la comida", la causa de nuestras vicisitudes siempre las ponemos fuera nuestro, el otro tiene la culpa de que me este pasando tal o cual cosa.

Si reflexionamos que para lograr determinado objetivo vamos a tener que transitar por diferentes estados de ánimo que iran modificándose según nuestra forma de apreciar la situación, si nombramos las cosas con su real significado y no por la terminología de moda, comenzamos a tener el control de nuestras emociones y de nuestra vida.

Ejemplo


Hoy en día se oye muy poco la palabra tristeza, en su lugar escuchamos: "Bajón, depre", al no diferenciar un término del otro, recurrimos a salvavidas mágicos, que nos saquen de ese estado, sin siquiera detenernos a pensar que este mundo esta regido por las leyes de la física: "A cada acción le corresponde una reacción".

Se vive una época de tolerancia nula a las limitaciones, a la frustración de aceptar estas cómo parte indispensable de la vida sin rehuirles, teniendo en cuenta que en cada dificultad hay una enseñanza, podriamos decir que se crean anticuerpos para fortalecerse ante otro acontecimiento similar en el futuro.

Hace más de tres décadas con la aparición del primer "Walkman" cada vez más nos vamos convirtiendo en autistas tecnológicos, "entes casi robóticos" con muy poco contacto de relación con los congéneres, cada uno viviendo en su propia burbuja con escasez de dialogo e intercambio de ideas, preocupándose por imponer el propio criterio desacreditando sin más, a quien opine diferente.

Como no reflexionamos, sin mala intención no tenemos en cuenta que le estamos brindando el ejemplo a los más pequeños, intentemos rectificar ahora estas conductas nocivas, si pretendemos mejorar la calidad de vida futura. Recordemos que somos una unidad compuesta de cuerpo, mente y espíritu, que necesita nutrirse también en esos aspectos, o sea: de lo afectivo, culinario e intelectual como el dicho versa "mente sana en cuerpo sano".

Desde el momento en que reflexionemos, desde donde y por que realizo tal acto, con que fin, haciéndonos cargo de cada una de nuestras acciones cotidianas, mejoramos nuestra apreciación de la vida.

Como decía el Dr. Edward Bach:.

"No nos detengamos a mirar con pesar las caídas del caminar. Ninguna gran ascensión se ha hecho nunca sin tropiezos ni caídas, y hay que considerarlas como experiencias que nos ayudarán a tropezar menos en el futuro. Ningún pensamiento sobre errores pasados debe deprimimos, ya que han pasado y terminaron, y el conocimiento así adquirido nos ayudará a evitar repetirlos. Debemos apresurar firmemente el paso avanzado, sin pensar y sin volver la vista hacia atrás, pues el pasado de incluso hace una hora, ya está atrás, y el glorioso futuro, con su resplandeciente luz, siempre está adelante de nosotros".

 


Exitos, hasta la próxima. Miriam y Alejandro.